¡Madre Mía!

¡Madre Mía!


¡Madre mía! Eres un poema hecho carne,

En honor a tu cabellera blanca grisácea

Que denota la Sabiduría insaciable;

Describiéndote como hermosa es poca cosa,

Bellamente humana pero celestialmente vanidosa.

 

Perfecta es tu palabra meditabunda,

Tu sonrisa que representa fortaleza

Fuente de inspiración perpetua,

Latido que desborda cada palmo,

¡Cada célula de tu ser, de tu vientre!

 

Siempre anhelo estar entre tus brazos,

Ante el Sollozo beso, de un te amo silencioso,

¡De un quédate, hijo en mi regazo!

Sin importar el tiempo, ni la distancia,

Con esos tus ojos; mi ángel en mis miedos y fracasos.

 

¡Madre mía! Eres mi todo, mi universo;

Mi vida hecha coraje y tenacidad,

Oriunda de la brisa llanera,

Majestuosa e imponente mujer,

¡Por eso alabo a tu creador, por tu bendita vida!

 

¿Quién soy yo? El hijo del mercurio

¡mercurio! puro, brillante, como Madre,

Defendiendo tu patrimonio, tu oro;

tus hijos que son y serán amor eterno,

orgullo de tu vientre, de tu infinito amor!

 

AHIDALID ALVARADO R

Me Reservo Derechos de Autor

Homenaje a Viterminia de Vargas  

 


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